
En la redacción del Pollo dormitaba en un despacho cualquiera esperando la inspiración divina, no tenía ganas de hacer nada, estaba solo y bostezando, por única compañía disfrutaba del monótono sonido zumbón del aparato de aire acondicionado, junto a mi disponía de un ordenador sin conexión a Internet. Pensé que hubiera sido de gran ayuda para entretenerme un poco dado que ya había leído la prensa del día en el periódico gratuito 20 minutos, no encontraba nada interesante que llamara mi atención y ningún artículo removió mi conciencia. Todas las noticias me parecían iguales, semejantes a los días anteriores, desgraciadamente lo de siempre, un montón de muertos en Irak, el cambio climático que parece inevitable, las aburridas elecciones francesas y un loco esquizofrénico cargándose un montón de gente en una universidad Americana.
No había logrado salir de de mi estupor y del estado somnoliento en el que me encontraba cuando encendí el ordenador. Debía buscar algo que me entretuviera, a ser posible que despertara mi curiosidad. Abrí un documento en blanco, se me había ocurrido escribir algo personal en el Pollo que tenía abandonado. Pero… ¿Que parida iba a contar hoy?
Los que entienden de esto, saben mejor que yo, que para escribir cualquier cosa, tal vez sea mejor no escribir nada. De repente ya tenía el título.“Una historia cualquiera”
Me voy de viaje por motivos laborales y dejaré este post antes de irme, tal vez a mi regreso haya refrescado un poco mi mente, al menos para escribir un articulillo o dos. Y es que no veas si me cuesta, dado que quiero imprimirle un carácter anónimo y a la vez personal. No obstante, a estas alturas del año siempre es una pequeña fuente de inspiración pensar como te lo puede montar en vacaciones. Fantaseo con ello como la mayor parte de los curritos del país y ya tengo alguna idea, veremos si los astros se conjugan.
Dadas las estadísticas y mi falta de imaginación, me pongo a pensar ¿para quién? o ¿por que razón escribe uno en la bitácora?. Es una duda existencial recurrente que tengo desde que me contrato el Pollo. Puestos a analizar las cosas, compruebas que no existe ningún beneficio económico, ni remotas las perspectivas, además cuesta esfuerzo y pasado el tiempo compruebas que tus historias interesan muy poco, exceptuándote a ti claro, que te has perdido por casualidad y no creo que vuelvas.
Para ser más exactos y no demasiado cruel, siempre se acaba por pasar algún amigo/a cercano de otra galaxia que deja su mensaje de apoyo en forma de luz electrónica. Descubres que no estas sólo en el Multiverso y que existen miles de millones de bitácoras que tintinean alumbrando el firmamento de la blogosfera. De repente parece como si te sintieses recompensado por el simple hecho de existir.
Si imaginas el blog como una isla (que lo es) y tu un naufrago (que vives en ella), esos mensajes de apoyo que te alientan a continuar, son los útiles víveres que te ayudan a sobrellevar la rutina de la blogosfera. Menos mal, si no serías un naufrago en toda regla, acabarías por pensar que estas sólo y probablemente acabarías por volverte loco, lanzando continuamente mensajes en una cáscara de coco para ver si alguien logra rescatarte.
Se me ocurre que es mejor moderarse, escribir sólo cuando te apetece, demasiados contactos y lectores acaban por obligarte y siempre andas por pensar en actualizar constantemente y eso si uno es lo suficientemente ingenioso como para morir de éxito, demasiada responsabilidad.
Por el momento no tengo queja, el Pollo no me agobia demasiado aunque pueda parecerlo. El otro día un artículo en 20 minutos se titulaba “abrir un blog y volverse loco”. No me extraña nada, “tener una bitácora puede llevar a la obsesión”.
Se me ocurre que es una forma como cualquier otra de pasar el tiempo. Bien pudieras no escribir y no resolver el crucigrama, no pasaría absolutamente nada. La humanidad se desenvuelve perfectamente sin tu ayuda. Pero ahí estas tu, dándole caña a la tecla, en la primera posición de tu imaginario, en la misma dirección web, reinventándote a ti mismo/a todos los días. En serio, admiro tu constancia, lástima que no te lo pueda recompensar mejor. Saludos.