La vecina

Es curioso estaba pensando que cocinar hoy en “La cocina de Tbo”, como ya sabéis parece fácil, pero no lo es tanto. Me preguntaba que les podría ofrecer hoy a mis invitados y como casi siempre, no se me ocurría una respuesta rápida. Comenzaron a asaltarme las dudas existenciales “Ser o no Ser” y rápidamente me puse a hojear un libro de la cocina, a ver si me ofrecía alguna idea. Comprobé sin demasiada sorpresa que para realizar aquellos exquisitos platos iba a necesitar una eternidad o peor aún, tendría que salir a hacer la compra y aún tenía que...., ohh no, Dios mío, no me dará tiempo. Necesitaba una idea.

En ese momento sonó el teléfono. Era mi vecina, ¿Tbo estas ahí.?

Si estoy aquí, ando todavía un poco griposo y hoy no he salido a trabajar.

Ella vive muy cerca, al otro lado de la calle, en el edificio de al lado junto al mío y su ventana da con la mía, a veces coincidimos tendiendo la ropa. Me dijo, anda asómate un poco a la ventana que estoy tendiendo la ropa y podemos charlar. No tengo tiempo le dije, espero unos invitados y no se aún que ofréceles, estoy hojeando un maldito libro de cocina y además no consigo aclarar nada, todo me parece muy complicado.

Venga Tbo sal hombre, asómate a la ventana y verás como charlando un poco se nos ocurre algo. Además quiero que veas algo. Esta bien sólo un momento, conteste colgando el teléfono y pensando que lo aprovecharía para recoger la ropa, que aún no se había secado de la colada anterior.

Mi amiga y vecina estaba muy guapa. Se había cambiado de peinado y dado reflejos dorados, me contó que había ido a la peluquería de un amigo suyo que era gay. Pensé que yo también conozco alguna persona de ese estilo, que también me cae muy bien. Normalmente me atiende en una de las cafeterías que frecuento. Se que es una loca, pero es muy atento y me divierte. No obstante no hablo demasiado con el, sólo lo formal o necesario, tal vez por mi forma de actuar, doy la impresión de ser un hombre que no quiere ser molestado. Se puede pensar que sólo voy a leer el periódico tranquilamente y quizás sea así, no lo se, en cualquier caso supongo que es una actitud defensiva, tal vez por mi natural estado de timidez heterosexual. Voy por que me siento bien atendido, aunque quizás no me importaría charlar con el más a menudo.

El caso es que hablando con mi amiga, me di cuenta de lo que ese maravilloso peluquero gay hacia por su imagen, cada vez que ella iba allí se transformaba, hablaban de todo un poco, cuchicheos, cascarrillos y cotilleos como les gusta a todas las mujeres, unos reflejos dorados, una laca de uñas, determinados tintes de pelo, una buena manicura y miles de trucos para hacer que mi amiga se sintiese más atractiva y segura de si misma, aquello no duraba mucho, exactamente una semana, pero cada vez que ella salía de allí, estaba radiante y pensé para mis adentros, !y yo con estos pelos¡.

Pensé que también yo debía pasar por la peluquería para sentirme así de bien, además no conozco nadie a quien no le siente bien un buen corte de pelo, pero lo primero eran mis invitados. Así que pregunte, bueno y ¿que puedo hacer?.

Querido Tbo me contesto, ¿por que no haces algo sencillo?, llama por teléfono y que te traigan algo preparado o mejor aún, si te apetece, nos vamos los dos de compras que siempre alegra y compramos algo preparado, a mi tampoco me apetece cocinar hoy.