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El Pollo Perdiguero. |
El Pollo Perdiguero...
Cansado de buscar clientes se
sent贸 a la sombra de un alberje, junto a la plaza, d谩ndole vueltas a la cabeza,
discurr铆a que hacer para vender sus pollos esmirriados. A unas perdices
parec铆an, a otros pollos escu谩lidos. Ante tal dilema, resolvi贸 escribir un
cartel. Voce谩ndolo anunci贸; -¡Para el mejor guiso!, los m谩s sabrosos ¡Pollos
Perdigueros!. Pasaba por all铆 el alguacil con su talega y al ver el anuncio
pregunto. - ¡Au¡, ma帽o, ¿que vende ust茅? - El rico Pollo Perdiguero, que no es
pollo ni perdiz, sino ambas cosas a la vez. - ¡Au! ¿y c贸mo es posible eso?,
pregunt贸. - Ya ve ust茅, cruzando gallo de corral con perdiz silvestre obtengo
el mejor y m谩s sabroso “Pollo Perdiguero”. ¿Acaso a煤n no lo ha probado?. - Me
p’aice que no ma帽o, nunca lo he catado. - No deje de probarlo y dese ust茅 el
gustico. Que plato 煤nico es, de mucho saborio, p’a com茅rselo con placer. -
Oiga, ¡Ya pocos me quedan!. - ¿A como los tiene? - Baraticos los traigo hoy, en
tres peseticas la oferta, menos que perdiz y tantico m谩s que pollo cualquiera.
- Me p’aice bien, p贸ngame ust茅 dos, imagino el guiso que apa帽ar谩 mi mujer, con
patatas, verduras y migas ajoarrieras. P’a chuparse los dedos!. - As铆 march贸
contento y satisfecho con su compra, a ver si encontraba verduras en la plaza,
dejando a Cequiel de Muniebra contando sus primeras ganancias. En el puesto de
hortalizas algunas mujeres encontraron contento al alguacil, comprando viandas
para el guiso, patatas y ajos tiernos. Al tendero le dec铆a, p贸ngame alguna
cebolla de fuentes, que hoy p`a cenar tengo men煤 m煤 fino, con Pollo Perdiguero.
Las mujeres alcahueteando investigaron lo del pollo perdiguero y entre ellas
alparceaban, hasta que una pregunto. - Aguazil, ¿cree ust茅 que ese pajarico
estar谩 g眉eno?, mi marido el marianico, gusta mucho del al贸n y yo se lo quiero
guisar. - Por lo que me han contado el mejor del mundo es, dese ust茅 prisa que
ya pocos quedan. - Otra mujer pregunto, ¿ande se puede atisbar, p’a comprar el
famoso pollo perdiguero? El alguacil se帽alo la calle donde se encontraba Cequiel
y las mujeres del grupo, una con otra, chafardiaban entre ellas y con otros que
se acercaron. Unos con otros, se convencieron con la explicaci贸n de Cequiel y
la mayoria se llevo en la cesta o en su faldriquera un pollo perdiguero, “mitad
pollo y mitad perdiz”. De camino a casa todas tan contentas, como Cequiel de
Muniebra que lo hab铆a vendido todo. Por las callejuelas y en los tendidos, se
contaban entre s铆 la mejor forma de guisar el Pollo Perdiguero, ¿cu谩l ser铆a la
mejor receta?, al´ast o al chilindr贸n. Fin.
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